Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe
Sólo la cultura da libertad
No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas ; no la de pensar, sino dad pensamiento
La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura

lunes, 25 de mayo de 2020

Y yo no tenía tareas...





Hola a todos,
Soy una madre de este cole que lleva sin convivir con sus hijas desde el 13 de marzo.
Ese prisma desde el que por distintos motivos me he visto colocada ante la situación en que nos encontramos, ha hecho que no me sintiera con mucho ánimo para aportar mi vivencia personal en este blog, ya que mi confinamiento no se ha desarrollado entre plataformas digitales escolares, sino pseudo-teletrabajando sola en mi casa y jugando a las cartas esporádicamente con mis hijas a través de una pantalla. Creo que entrar a valorar si es mejor o peor no aporta mucho, pero de lo que no cabe duda es de que mi experiencia está siendo distinta a la que estáis viviendo la gran mayoría de vosotros.
Si algo he tenido durante esta encerrona ha sido, además de tiempo, mucho silencio para reflexionar.
Sospecho que salvando las particularidades de cada caso, la vivencia tanto escolar como familiar de muchos de nuestros hijos en esta situación no está siendo muy distinta, pero no soy yo la persona más adecuada para contaros cómo les ha ido afectando a las mías. Por muy a menudo que las haya visto por la pantalla y hablado con ellas, ninguna plataforma de videollamada y/o mensajería puede sustituir a lo que las horas de contacto directo personal aportan acerca de cómo les afectan sus circunstancias del día a día.
Al principio de esta encerrona me preguntaba (y lo sigo haciendo) si no será esta sensación parecida a lo que un docente pueda sentir trabajando desde su casa. Por eso me he sentido identificada con ellos, que han visto desaparecer a sus alumnos para verlos convertirse de repente en píxeles de una pantalla. Pensé que podíamos encontrarnos ante una oportunidad para aprender a valorar como padres la labor docente por vernos obligados a calzarnos en cierta forma sus zapatos. Yo todavía no me los he calzado pero lo acabaré haciendo, que esto no tiene mucha pinta de que a nivel educativo vaya a cambiar demasiado.
Y menos aún cambiará si callamos nuestras historias particulares que son las que dan forma al conjunto de la experiencia desde nuestro punto de vista como familias.
Hemos demostrado socialmente que sabemos ir “a una”, nos hemos repetido mil veces que “esto lo superamos juntos”, y así lo hemos hecho, arrimando el hombro de la mejor manera que hemos podido cada uno. Esto, aplicable a todos los ámbitos sociales, en el caso particular que aquí nos afecta se refiera a un colectivo que incluye tanto al profesorado como los padres, las madres y los propios niños.
Personalmente tiendo a ser un tanto individualista, incluso en mi interés por el bien común. Estoy convencida de que una muy importante manera de arrimar el hombro es sacar a la luz nuestras historias particulares en lugar de dejar que se diluyan en un colectivo que pocas veces es uniforme.
Porque si esta situación se está sostenido de alguna forma (y no para todos) es sin duda con el enorme sostén de padres y madres  encerrados en casa con sus hijos, trantando de dominar las plataformas y asumiendo tareas docentes que antes se realizaban en el aula.
Los profesores han tenido que adaptar su trabajo a una situación totalmente nueva y repentina para todos en circunstancias personales tan complicadas como las de todos, lo cual no cabe duda que les ha supuesto un tremendo esfuerzo personal y profesional. Con toda sinceridad digo que valoro su esfuerzo y no les envidio, sin embargo, el comunicado que emitió elpasado viernes la dirección de nuestro centro a través de Racima ha despertado mi indignación a pesar de haber estado distanciada de esa colaboración de las familias a la que alude en relación a la nueva “educación a distancia establecida”
He buscado en la RAE digital el significado del verbo establecer y leo lo siguiente: 1.- Fundar, instituir.  2.- Ordenar, mandar, decretar.  3.- Dejar demostrado y firme un principio, una teoría, una idea, etc
Nuestro director nos dice que la educación a distancia se estableció desde el inicio del confinamiento. Estoy de acuerdo en que el coronavirus nos ordenó meternos en casa a todos para salvar la vida, así que en ese sentido fue el endemoniado bichito quien fundó/ordenó lo que ahora tenemos. Respecto a la tercera acepción: ¿de qué idea, principio o teoría surge lo que se ha establecido durante estos meses? Personalmente no creo que la improvisación sea fundamento para establecer nada, y mucho menos un sistema de enseñanza, a pesar de que la improvisación esté totalmente justificada por las circunstancias. Sólo improvisadamente se puede hacer una transformación como la vivida en tan poco tiempo.
Tampoco creo que el sistema al que se ha llegado esté consolidado.
He buscando también en la RAE el significado de la palabra consolidar y dice: 1.- Dar firmeza y solidez a algo.  2.- Convertir algo en definitivo y estable  3.- Reunir, volver a juntar algo quebrado o roto de modo que quede firme.
No creo que muchas de las familias que están colaborando en el aprendizaje sus hijos consideren estar contribuyendo a una educación a distancia sólida y firme. Tampoco creo que lo piensen muchos educadores. Los hogares no son aulas, ni los padres profesores, ni los niños conejillos de indias, ni los docentes mensajes de Racima.
Que el curso termine así puede ser un mal que no tengamos más remedio que asumir por lo poco que ya queda, pero lo que me parece inaceptable es que se contribuya a la normalización de esta “nueva educación a distancia” como algo establecido y consolidado.
El Pacto Social de Reconstrucción Educativa cuyo texto nos distribuyó el AMPA nos da una idea de por dónde irá la cosa el curso que viene. Ahora ya no se trata de improvisar sino de  hacer autocrítica, de escuchar a todas las partes y de tomar conciencia de la relevancia que las instituciones de enseñanza  tienen socialmente no sólo a nivel formativo sino también organizativo.
Se ha convocado un Consejo Escolar en nuestro centro entorno a ese Pacto y se nos ha pedido colaboración para que nuestros representantes puedan aportar en él la visión de las familias de la manera más ajustada posible a las experiencias reales. Somos uno de los ingredientes sociales fundamentales de est Pacto, incluso más de lo que nunca habíamos sido.
Yo no me veo en posición de hacer muchas aportaciones prácticas acerca de las cuestiones concretas a mejorar cara al curso que viene, así que comparto con vosotros mis reflexiones por si pueden animar a quienes sí tenéis la experiencia directa de estos meses para hacerlo. Si algo quedó en el tintero creo que sería una lástima que se quedara en él porque seguro que habrá más oportunidades para hacer llegar nuestras sugerencias al centro.
Estoy convencida de que a través de las palabras se pueden generar realidades, establecer normalidades, favorecer cambios...
Pienso que enfrentarnos a una “nueva realidad” es mucho más productivo, sensato y responsable que asumir con resignación una “nueva normalidad” que por ser nueva es imposible que haya llegado a ser normal y que de hecho a la vista de todos está su aplastante realidad a-normal.
Esto es lo que la RAE dice acerca de la normalidad: 1.- Que se halla en su estado natural  2.- Habitual u ordinario  3.- Que sirve de norma o regla.
En ningún caso considero normal ni consolidada una educación en la que los niños carecen de unos mínimos de convivencia, socialización y trabajo colaborativo en el aula. Creo que ya va siendo hora de dejarles que se junten y que recuperern al menos una parte de su normalidad más allá de las tareas diarias impersonales.
Todo ello dentro de las medidas organizativas y de seguridad que sean necesarias, claro está, aunque sean sin duda difíciles de implementar.
Espero poder veros pronto por el patio: en grupos pequeños, guardando la distancia, con mascarilla y gel hidroalcohólico…
Todo lo que haga falta para sacar a nuestros pequeños de un aislamiento social digitalizado en el que llevan ya demasiado tiempo.

lunes, 11 de mayo de 2020

Hola me oyen??

Hoy publicamos como era el sentir de una mamá durante el confinamiento




En mi caso, no tengo en casa ni un triste balcón para que mis hijos respiren. Siento ansiedad por ver que no les puedo ofrecer más. Ellos no se concentran igual, y la demanda educativa, en estas circunstancias, es alta para ellos. Intento inventar juegos, meditación, y todo tipo de cosas para que ellos se sienten bien. Realmente, gasto mi tiempo intentando ofrecer a mis hijos cierta dinámica educativa de calidad, con los pocos medios de que dispongo. Pues no soy profesora, no psicóloga ni nada parecido, es como si me estuviera sacando un "máster" en estos momentos. A ello hay que añadir, que en mi caso, mi pareja sigue trabajando fuera y yo me encuentro sola, con mis hijos con mucha diferencia de edad entre ellos, por tanto los métodos con uno no funcionan con el otro, además debo hacer la comida, entretenerles, intentar teletrabajar, y estudiar, ya que esto último forma parte de mi trabajo. Así que como madre me siento frustrada por no llegar a todo y como mujer trabajadora me siento impotente por no llegar a nada. Aún así, intento afrontar los días con una sonrisa por que ellos, mis hijos, no tienen la culpa.

lunes, 4 de mayo de 2020

REFLEXIÓN DISTOPICA DEL CONFINAMIENTO


Hola después de un fin de semana con celebración del día de la madre otra persona nos ha hecho llegar un escrito contando su experiencia.





Este confinamiento ha hecho que educadores, padres, madres e hijos nos tengamos que enfrentar a una situación nueva, diferente, como una novela distópica de ciencia ficción. Estamos cansados de escuchar eso de “ahora que tenemos más tiempo”. Quizás, si reflexionáramos sobre ello, nos daríamos cuenta de que el tiempo es el mismo. Solo ha cambiado el aquí y el ahora.

Muchas de nuestras casas se han convertido en una ventana al mundo y al colegio gracias a la tecnología. Hemos intentado administrar el tiempo de una manera más o menos lógica. O eso creímos en un principio. Para nosotros ha sido imposible: un niño encerrado en casa es muy posible que no entienda el concepto “rutina”. Y a nuestra hija, en una situación normal, ya le cuesta seguir las rutinas.

Como padres hemos tenido que poner nuevas normas de convivencia y/o reformar parte de las ya existentes. Con sus pros y sus contras, más de los últimos que de los primeros. Los educadores, por su parte, han planteado un método para continuar el curso de una manera “normal”. Y no, no se puede seguir nada con normalidad en una situación tan anómala como esta.

Se introdujo la aplicación Snappet, la cual nos parece fantástica para utilizarla en el aula, pero no en casa en estas circunstancias. Nuestra hija necesita escuchar y ver a sus profesores. Se comenzaron a enviar tareas vía RACIMA hasta que, por fin, llegó el blog para centralizar y organizar mejor la información. Al principio nuestra hija estaba ilusionada. Ahora está desmotivada y sobrecargada de tareas, y eso que antes tenía extraescolares cuatro días a la semana. Ha perdido el interés por aprender. Así que reflexionemos: nuestros hijos necesitan algo más (lo dicho, ver y escuchar) y algo menos (tareas que quizás puedan suplirse con otro tipo de actividades).



Junto con el teletrabajo y demás obligaciones de adultos, escuchamos y resolvemos sus dudas. Y lo hacemos, o lo intentamos, pero seguro (como es nuestro caso) que el método que les enseñemos para realizar un problema de Matemáticas, por ejemplo, no es el mismo que el estipulado ahora. Nosotros aprendimos esa materia hace casi cuarenta años. O lo que es lo mismo, existe un abismo de diferencia de conceptos de aprendizaje entre padres e hijos (y abuelos, en algunos casos).

Como padres creemos que se podía hacer un pequeño esfuerzo por parte del profesorado y contactar con sus alumnos, aunque solo sea unos minutos al día. Si esto no es posible se podrían grabar las clases para que los niños puedan seguir las explicaciones viendo y escuchando a su “profe”. Y, por favor, que se deje de cargar de tareas a los chavales. Quizás es mejor que lean un libro antes que hacer veinte ejercicios de Lengua delante de una pantalla de ordenador.

Esto solo es una reflexión, no una crítica. Ya hay demasiados críticos en este nuevo mundo distópico que, seguro, cuando vuelva la “normalidad” nunca volverá a ser como el de antes.

Mucho ánimo y paciencia a todos y todas.

P.D. Nuestros hijos e hijas verán la llegada a Marte o la cura del cáncer. Nosotros nos conformamos con que la WIFI de casa no se desconecte o que alguien nos pase una papelina de levadura de estraperlo…



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