Hola a todos,
Soy una madre de este cole que lleva sin convivir con sus hijas
desde el 13 de marzo.
Ese prisma desde el que por distintos motivos me he visto colocada
ante la situación en que nos encontramos, ha hecho que no me sintiera con mucho
ánimo para aportar mi vivencia personal en este blog, ya que mi confinamiento
no se ha desarrollado entre plataformas digitales escolares, sino
pseudo-teletrabajando sola en mi casa y jugando a las cartas esporádicamente
con mis hijas a través de una pantalla. Creo que entrar a valorar si es mejor o
peor no aporta mucho, pero de lo que no cabe duda es de que mi experiencia está
siendo distinta a la que estáis viviendo la gran mayoría de vosotros.
Si algo he tenido durante esta encerrona ha sido, además de
tiempo, mucho silencio para reflexionar.
Sospecho que salvando las particularidades de cada caso, la
vivencia tanto escolar como familiar de muchos de nuestros hijos en esta
situación no está siendo muy distinta, pero no soy yo la persona más adecuada
para contaros cómo les ha ido afectando a las mías. Por muy a menudo que las
haya visto por la pantalla y hablado con ellas, ninguna plataforma de
videollamada y/o mensajería puede sustituir a lo que las horas de contacto
directo personal aportan acerca de cómo les afectan sus circunstancias del día
a día.
Al principio de esta encerrona me preguntaba (y lo sigo haciendo)
si no será esta sensación parecida a lo que un docente pueda sentir trabajando
desde su casa. Por eso me he sentido identificada con ellos, que han visto
desaparecer a sus alumnos para verlos convertirse de repente en píxeles de una
pantalla. Pensé que podíamos encontrarnos ante una oportunidad para aprender a
valorar como padres la labor docente por vernos obligados a calzarnos en cierta
forma sus zapatos. Yo todavía no me los he calzado pero lo acabaré haciendo,
que esto no tiene mucha pinta de que a nivel educativo vaya a cambiar
demasiado.
Y menos aún cambiará si callamos nuestras historias particulares
que son las que dan forma al conjunto de la experiencia desde nuestro punto de
vista como familias.
Hemos demostrado socialmente que sabemos ir “a una”, nos hemos
repetido mil veces que “esto lo superamos juntos”, y así lo hemos hecho,
arrimando el hombro de la mejor manera que hemos podido cada uno. Esto,
aplicable a todos los ámbitos sociales, en el caso particular que aquí nos
afecta se refiera a un colectivo que incluye tanto al profesorado como los
padres, las madres y los propios niños.
Personalmente tiendo a ser un tanto individualista, incluso en mi
interés por el bien común. Estoy convencida de que una muy importante manera de
arrimar el hombro es sacar a la luz nuestras historias particulares en lugar de
dejar que se diluyan en un colectivo que pocas veces es uniforme.
Porque si esta situación se está sostenido de alguna forma (y no
para todos) es sin duda con el enorme sostén de padres y madres encerrados en casa con sus hijos, trantando
de dominar las plataformas y asumiendo tareas docentes que antes se realizaban
en el aula.
Los profesores han tenido que adaptar su trabajo a una situación
totalmente nueva y repentina para todos en circunstancias personales tan
complicadas como las de todos, lo cual no cabe duda que les ha supuesto un
tremendo esfuerzo personal y profesional. Con toda sinceridad digo que valoro
su esfuerzo y no les envidio, sin embargo, el comunicado que emitió elpasado
viernes la dirección de nuestro centro a través de Racima ha despertado mi
indignación a pesar de haber estado distanciada de esa colaboración de las
familias a la que alude en relación a la nueva “educación a distancia
establecida”
He buscado en la RAE digital el significado del verbo establecer y
leo lo siguiente: 1.- Fundar, instituir.
2.- Ordenar, mandar, decretar.
3.- Dejar demostrado y firme un principio, una teoría, una idea, etc
Nuestro director nos dice que la educación a distancia se
estableció desde el inicio del confinamiento. Estoy de acuerdo en que el
coronavirus nos ordenó meternos en casa a todos para salvar la vida, así que en
ese sentido fue el endemoniado bichito quien fundó/ordenó lo que ahora tenemos.
Respecto a la tercera acepción: ¿de qué idea, principio o teoría surge lo que
se ha establecido durante estos meses? Personalmente no creo que la
improvisación sea fundamento para establecer nada, y mucho menos un sistema de
enseñanza, a pesar de que la improvisación esté totalmente justificada por las
circunstancias. Sólo improvisadamente se puede hacer una transformación como la
vivida en tan poco tiempo.
Tampoco creo que el sistema al que se ha llegado esté consolidado.
He buscando también en la RAE el significado de la palabra
consolidar y dice: 1.- Dar firmeza y solidez a algo. 2.- Convertir algo en definitivo y
estable 3.- Reunir, volver a juntar algo
quebrado o roto de modo que quede firme.
No creo que muchas de las familias que están colaborando en el
aprendizaje sus hijos consideren estar contribuyendo a una educación a
distancia sólida y firme. Tampoco creo que lo piensen muchos educadores. Los
hogares no son aulas, ni los padres profesores, ni los niños conejillos de
indias, ni los docentes mensajes de Racima.
Que el curso termine así puede ser un mal que no tengamos más
remedio que asumir por lo poco que ya queda, pero lo que me parece inaceptable
es que se contribuya a la normalización de esta “nueva educación a distancia”
como algo establecido y consolidado.
El Pacto Social de Reconstrucción Educativa cuyo texto nos
distribuyó el AMPA nos da una idea de por dónde irá la cosa el curso que viene.
Ahora ya no se trata de improvisar sino de
hacer autocrítica, de escuchar a todas las partes y de tomar conciencia
de la relevancia que las instituciones de enseñanza tienen socialmente no sólo a nivel formativo
sino también organizativo.
Se ha convocado un Consejo Escolar en nuestro centro entorno a ese
Pacto y se nos ha pedido colaboración para que nuestros representantes puedan
aportar en él la visión de las familias de la manera más ajustada posible a las
experiencias reales. Somos uno de los ingredientes sociales fundamentales de
est Pacto, incluso más de lo que nunca habíamos sido.
Yo no me veo en posición de hacer muchas aportaciones prácticas
acerca de las cuestiones concretas a mejorar cara al curso que viene, así que
comparto con vosotros mis reflexiones por si pueden animar a quienes sí tenéis
la experiencia directa de estos meses para hacerlo. Si algo quedó en el tintero
creo que sería una lástima que se quedara en él porque seguro que habrá más
oportunidades para hacer llegar nuestras sugerencias al centro.
Estoy convencida de que a través de las palabras se pueden generar
realidades, establecer normalidades, favorecer cambios...
Pienso que enfrentarnos a una “nueva realidad” es mucho más
productivo, sensato y responsable que asumir con resignación una “nueva
normalidad” que por ser nueva es imposible que haya llegado a ser normal y que
de hecho a la vista de todos está su aplastante realidad a-normal.
Esto es lo que la RAE dice acerca de la normalidad: 1.- Que se
halla en su estado natural 2.- Habitual
u ordinario 3.- Que sirve de norma o
regla.
En ningún caso considero normal ni consolidada una educación en la
que los niños carecen de unos mínimos de convivencia, socialización y trabajo
colaborativo en el aula. Creo que ya va siendo hora de dejarles que se junten y
que recuperern al menos una parte de su normalidad más allá de las tareas
diarias impersonales.
Todo ello dentro de las medidas organizativas y de seguridad que
sean necesarias, claro está, aunque sean sin duda difíciles de implementar.
Espero poder veros pronto por el patio: en grupos pequeños,
guardando la distancia, con mascarilla y gel hidroalcohólico…
Todo lo que haga falta para sacar a nuestros pequeños de un
aislamiento social digitalizado en el que llevan ya demasiado tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario