Ya llevamos más de un mes confinados en casa. Y reconozco que mis hijos lo llevan bastante mejor que yo. Y es normal, he pasado de ser Madre-Trabajadora- ProfesoraATiempoParcial a ser Madre-Teletrabajadora- ProfesoraATiempoCompleto- OrganizadoraDeEventosLúdicos, sin tiempo para ser simplemente YO.
Los primeros días de teletrabajo, me quería tirar de los pelos, no podía conectarme con la oficina, todo errores; el WhatsApp del móvil ardiendo y eso que tenía los grupos de clase silenciados e intentando tener siempre el ánimo arriba con todo lo que estaba sucediendo fuera.
A la semana y media deje de escuchar noticias porque eran devastadoras y sólo dejaba entrar música alegre en casa.
He tenido días que mientras realizaba informes, la niña, a mi lado, me hacía preguntas de Ciencias, otros en los que mientras trataba temas con mi jefe por teléfono, tenía que interrumpir la conversación para explicarle a mi niña que el mundo no explotaba si no contestaba a su pregunta en ese momento. Eso los primeros días, después ya fue imposible gestionar teletrabajo y tareas.
Hoy debería estar jugando con mis hijos y he estado mirando los Racimas para ver que cosas tenía pendientes de mandar y sintiéndome mala madre por no haberlas mandado antes.
Creo que a todos nos ha venido esto grande y también creo que es una oportunidad buena para reciclarnos y pensar en lo que debemos mejorar en nuestra vida y en nuestro trabajo.
Como informática obsoleta que soy, me siento muy triste porque veo que aunque vivimos en la era tecnológica no sabemos sacarle partido.
Creo que todos deberíamos pararnos y pensar.
La niña es feliz cada vez que recibe un mensaje de sus profesores y siempre viene corriendo a decírmelo.
En estos momentos, la única ventana que tienen estos niños al mundo es la que le proporciona un ordenador, una tablet o un móvil. Y muchas veces he pensado … que frío es un blog… con lo felices que serían los niños viendo quince minutitos a sus profesores.
Los pobres han pasado de estudiar, jugar y correr por el parque a estar confinados en una casa. Han perdido todo su mundo. No pueden abrazar a sus amigos, se tienen que conformar con verlos por vídeo llamada. Y no se quejan.
Creo que el curso ya se ha acabado, que no van a volver al colegio y que no pueden adquirir las mismas competencias que yendo a clase.
El cole está de luto, así que no estaría mal pararnos todos a pensar e intentar humanizar un poco la situación de estos pequeños. Que, en mi modesta opinión…
SON LOS MAYORES SUPERHÉROES.
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